La relación entre la agorafobia y la crisis de angustia

En el apartado 10 de este capítulo, titulado «La crisis de angustia: causas y desencadenantes», atribuimos la causa de la crisis de angustia a un hecho traumático vivido días, meses o años atrás, cuyos efectos permanecían desde entonces en estado latente o inconsciente. Dijimos también que, si posteriormente sucedía otro hecho parecido a aquel, podía actuar despertando del letargo dichos efectos, y lo dejaría todo preparado para que una circunstancia desencadenante hiciera eclosionar la crisis. Desde tal óptica, la agorafobia se concibe como un fenómeno posterior a la crisis de angustia, es decir, una  medida defensiva para evitar que esta se repita.1 Por ejemplo, quien ha padecido una crisis de angustia en plena calle procurará ir siempre acompañado al salir de casa ante el miedo de volverla a sufrir. Es decir, la agorafobia (evitar utilizar un transporte público, acudir a un centro comercial o una sala de cine, etc.) es un recurso para evitar sufrir una segunda, tercera o posterior crisis de angustia. La agorafobia representa una medida defensiva, una solución al problema principal, que es la crisis de angustia. Esta explicación responde a una teoría acerca de la relación que existe entre la agorafobia y la crisis de angustia. Pero existe otra teoría, que exponemos a continuación.

Numerosas historias de agorafobia, como las que hemos conocido a lo largo de este libro, muestran que la crisis de angustia se produjo por primera vez en uno de aquellos entornos que luego se intentará evitar, lo cual hace pensar que la agorafobia no es una medida defensiva para evitar que se produzca una crisis de angustia, como formula la teoría anterior, sino que pudo ser el fenómeno primario y la crisis de angustia una consecuencia. A su vez, habitualmente comprobamos que la agorafobia cumple una función determinada: mantener alejado un peligro que es percibido de forma inconsciente. En el caso de Mercè, por ejemplo, observamos que gracias a su agorafobia consigue vivir en un entorno de sobreprotección, una vez que el nacimiento de su hijo reactivó los miedos e inseguridades que le acompañaron de pequeña. Todo ello nos lleva a concluir que, contrariamente a lo que habíamos formulado en la anterior teoría…

 

la agorafobia es una medida protectora que sirve para evitar un peligro

de características inconscientes. Por otro lado, la crisis de angustia

se produce por el hecho de haberse expuesto a dicho peligro.

 

Recapitulemos: nos encontramos ante dos teorías que intentan relacionar la agorafobia y la crisis de angustia: una de ellas afirma que la crisis de angustia acontece de forma previa a la agorafobia, y la otra, lo contrario. En realidad, una teoría no excluye a la otra sino que ambas son compatibles, como a continuación mostraremos.

Pensamos que los hechos podrían sucederse del siguiente modo:

 

  1. En primer lugar existe un trauma o conflicto inconsciente, de corto o largo recorrido, que tiene que ver con un profundo temor a algo. En el caso de Mercè, por ejemplo, a sentirse sola o desprotegida. Se trata de la causa de la crisis de angustia.
  2. Tal temor inconsciente, que durante años ha pasado inadvertido, se reactiva debido a una circunstancia reciente (en el caso de Mercè, convertirse en madre). Se trata de una nueva causa que se añade y reactiva la anterior.
  3. Una vez el miedo inconsciente (en el caso de Mercè, sentirse sola o desprotegida) se reactiva, determinados espacios y circunstancias físicas (en el caso de Mercè, la casa cuando no hay nadie más) se convierten en amenazantes.
  4. Entonces, la agorafobia se pone en funcionamiento como una medida defensiva (en el caso de Mercè, evitar esos lugares que se consideran peligrosos). No obstante, durante los momentos iniciales en que la agorafobia hace acto de presencia, aún no se es plenamente consciente de ello, es decir, no se advierte que existen lugares que empiezan a generar inseguridad. La persona se da cuenta después de sufrir la primera crisis de angustia.
  5. Al encontrarse en un espacio físico que empieza a intuirse como amenazante (en el caso de Mercè, estar sola en casa cuidando de su bebé) acontece una circunstancia desencadenante (pensar, tras la muerte de su tío, que se quedará sola cuando sus padres falten) que provoca la crisis de angustia.
  6. Tras la primera o primeras crisis de angustia se va tomando consciencia de que existen lugares que, aunque formen parte de la vida cotidiana, producen inseguridad.
  7. A su vez, se intenta encontrar una forma de evitar que las crisis se repitan…
  8. Y se halla una solución: se «establece una frontera» en el espacio físico, que separa las zonas en las que se experimenta seguridad (en el caso de Mercè, estar en casa con su esposo, o con sus padres en el piso de abajo o con la amiga en su vivienda vecina) de las que se experimenta inseguridad.
  9. A partir de entonces se evitará rigurosamente adentrarse en la zona de inseguridad.

Si se hace, es probable que se desencadene la crisis de angustia.


  1. En este libro abordamos el fenómeno de la crisis de angustia en su relación con la agorafobia. No obstante, la aparición de un episodio de crisis de angustia no siempre va acompañada de la agorafobia. Hay ocasiones, por ejemplo, que la crisis de angustia surge en un contexto caracterizado por la existencia de temores hipocondríacos, o acontece ante la presencia de un objeto, estímulo o situación que causa pánico (recordemos el caso de Esmeralda, expuesto en el primer capítulo, que sufrió una crisis de angustia al observar que había cucarachas en la cocina).

 

Pau Martínez Farrero, Doctor en Psicología y psicólogo clínico especialista,

http://agorafobia.paumartinez.cat 

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