El estrés

La palabra «estrés» hace referencia a un estado de ansiedad producido por una sobrecarga de exigencia, ya sea laboral, familiar o personal. Para expresarlo mejor, diríamos que surge ante el temor de no ser capaz de cumplir con nuestras obligaciones. A diferencia de la ansiedad, en el estrés conocemos cuál es su causa, por ejemplo, una sobrecarga de trabajo. Es habitual padecer algún grado de estrés en una sociedad exigente y ajetreada como la nuestra, sobre todo en las grandes ciudades donde todo transcurre con gran rapidez. También produce estrés experimentar algún tipo de conflicto, ya sea personal, familiar, económico… Otras veces nos estresamos sin motivo. Por ejemplo, sentimos impaciencia cuando el autobús que tomamos para volver a casa se retrasa, aunque sepamos que una vez lleguemos no tendremos nada importante que hacer. El filósofo barcelonés Pol Capdevila y profesor de comunicación en la Universitat Pompeu Fabra, señala lo siguiente: «La imatge, tot i que ben quotidiana, és paradoxal: un home o una dona caminant amb presses, mig corrent, mirant el mòbil, contestant missatges, organitzant-se l’agenda. No ha parat ni un minut en tot el dia, però si li preguntes alguna cosa, no té temps, i la seva expressió d’angoixa ens ho corrobora. Al final d’aquesta cursa històrica pel desenvolupament del rellotge, al final d’aquesta gran història de conquesta del temps, la pregunta sembla capgirar-se i ens aboca a la terrible conclusió que ens n’hem quedat sense, o que, com en la pel·lícula In Time, algú s’està quedant el nostre. I hi ha res de més angoixant que sentir que cada vegada tenim menys temps per a fer més coses?».1

El estrés es un estado de inquietud que se manifiesta de forma puntual y que desaparece al cesar la exigencia que lo generó. No obstante, en una vida muy ajetreada la sensación de estrés puede ser continuada, e incluso, en muchas ocasiones el ocio acaba convirtiéndose en una fuente de estrés cuando se plantea como una obligación.

El estrés es un estado de inquietud generado por la exigencia o la autoexigencia y podemos definirlo como el miedo a no poder cumplir con una obligación que nos han o nos hemos impuesto. La ansiedad o angustia, en cambio, no responde aparentemente a ningún motivo. Quien padece ansiedad o angustia suele manifestar: «Tengo ansiedad pero no sé por qué».


  1. «La imagen, aunque cotidiana, es paradógica: un hombre o una docena caminando con prisas, medio corriendo, mirando el móvil, contestando mensajes, organizándose la agenda. No ha parado ni un minuto en todo el día pero si le preguntes algo, no tiene tiempo, y su expresión de angustia nos lo corrobora. Al final de esta carrera histórica por el desarrollo del reloj, al final de esta gran historia de conquista del tiempo, la pregunta parece dar la vuelta y nos conducte a la terrible conclusión de que nos hemos quedado sin, o que, como en la película In Time, alguien se ha quedado el nuestro. ¿Acaso hay algo más angustiante que sentir que cada vez tenemos menos tiempo para hacer más cosas?» En P. Capdevila, «La invenció del rellotge i altres maneres de robar-nos el temps», en P. Capdevila, García Collado (comp.), El futur a l’encreuada: Filosofia i societat, Associació d’Estudis Filosòfics, Barcelona, 2017, pág. 39.

 

Pau Martínez Farrero, Doctor en Psicología y psicólogo clínico especialista,

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